Pueblo Mapuche

  HISTORIA DE LOS MAPUCHE EN CHILE

Como una breve introducción al presente escrito, es necesario señalar que la parte Histórica del Pueblo Mapuche será descrita en base a los siguientes criterios:

  1. El pueblo mapuche precolombino
  2. Conquista y Colonia de Chile: siglo XV al siglo XVIII
  3. La Independencia de Chile y la Pacificación de la Araucanía: siglo XIX 1840-1880
  4. Siglo XX: Reducciones, comunidades y campesinado.

La historia del pueblo mapuche se remonta, según José Bengoa, a los 600 o 500 años antes de Cristo. Él señala, que en ese tiempo, ya se habría configurado la cultura que podría denominarse mapuche. Sin embargo, señala también la coexistencia de varios grupos humanos en una extensa zona de lo que actualmente es Chile, y que uno de ello se erigió sobre los demás imponiendo su lengua y cultura.1
Al respecto (sólo por contribuir al debate), Latchman destacado investigador y estudioso de la historia del pueblo mapuche, señaló con mucha anterioridad a Bengoa, que el pueblo mapuche fue el resultado de la unión entre cazadores nómades con grupos sedentarios del centro sur de Chile, los que habrían estado en una etapa de desarrollo más atrasada que los del norte, pero también agro-alfarera, al momento de su dominación por una raza guerrera, provenientes de la vertiente oriental de los Andes, de la zona pampeana y guaraní. Éstos habrían homogeneizado la cultura adoptando una superior que se irradió desde el Choapa. A este respecto, Luis Vitale, en su libro Interpretación Marxista de la Historia de Chile, cita a Latchman, señalando que él sostenía que:
La invasión de los guerreros segmentó a los pueblos del centro-sur; los que quedaron situados al norte de los invasores recibieron el nombre de picunches y los que emigraron más hacia el sur huiliches. Al medio quedó ubicado el pueblo posteriormente llamado araucano. Este pueblo conocía el cultivo agrícola, la cestería, los tejidos, la preparación de pieles y el tallado en madera. Su cerámica era inferior a la del Norte, sin mayores motivos decorativos y generalmente de color negro. No alcanzaron a elaborar los metales. La famosa platería araucana es posterior a la conquista española.”2
En la actualidad la teoría más aceptada es que los mapuches se habrían originado en territorio Chileno y posteriormente, en el siglo XIX habrían emigrado hacia las Pampas argentinas.

Con respecto a la ubicación, a la llegada de los españoles, los mapuches ocupaban un extenso territorio. Bengoa, señala que en los valles del centro chileno, estaban ubicados los picunches, quienes habrían estado sometidos al incanto, sometidos a un acelerado cambio cultural debido a la influencia incáica efectuada gracias a la Invasión.
El río Maule, cercano a Talca, fue el límite norte del territorio mapuche propiamente tal. Y el límite sur fue el río Toltén, en las cercanías de Villarrica. Al sur de este límite la población mapuche disminuía considerablemente, marcando el fin el río Cruces (Región de Los Ríos). En lo que es hoy en día Valdivia, Osorno y Lanquihue habitaron los huilliches, quienes fueron muy numerosos, guerreros y se les relacionó con los habitantes de Chiloé.

La base para el mantenimiento en el tiempo fue la recolección y la caza. No obstante, desarrollaron primarias técnicas de agricultura y ganadería. “Los mapuches se encontraban en un estado de desarrollo en que combinaban las antiguas tradiciones de caza y recolección con la horticultura de pequeños huertos muy productivos y formnas más amplias de agrucultura propiamente tal, sonre todo en base al maíz.”3
En relación a la recolección, los primeros habitantes del Chile actual fueron culturas que tenían su base económica en la recolección de moluscos (hombres de los conchales). De frutos, como el piñon, el algarrobo y otros; cazadores de guanacos, huemules, y todo tipo de animal que poblaba abundantemente el territorio; eran pescadores de ríos y lagos en algunos casos, y muchas veces osados marinos que salían a pescar en balsas y botes de cueros.”4

Bengoa señala que los habitantes antiguos del norte de Chile, comenzaron a desarrollar una agricultura más avanzada, debido a la influencia incáica. Pero como entre incas y mapuches no existió una relación de dominación, sino solo de contacto, al sur del Maule no se practicó una agricultura propiamente tal, pero si se introdujo en los cultivos la quinoa y el maíz.
Tal como lo señala el autor de “Historia del Pueblo Mapuche” en sus primeras páginas:
La base de la alimentación eran la papa y los porotos pallares. Éstos se cultivaban en “claros del bosque”, en terrenos de vegas de gran fertilidad por su humedad; en fin, el terrenos que no exigían preparación. Las continuas lluvias del sur permitían el desarrollo de estos productos; esto explica la ubicación en terrenos pluviosos de la mayor parte de la población. La papa, principalmente, requería de una tecnología hortícola relativamente simple; se hacía un hoyo con un palo excavador, se sembraba y se rellenaba la tierra. Las lluvias regaban naturalmente la semilla y se esperaba la cosecha.”5

En relación al desarrollo tecnológico de los mapuches, Luis Vitale señala “que debieron coexistir con cazadores nómades y pescadores, tenían una agricultura relativamente próspera debido al buen régimen de lluvias, por lo cual no necesitaban hacer las terrazas ni los andenes de los pueblos del Norte. Cultivaban maíz, papa, frijoles, quínoa, ají, calabazas, magu (o mango) parecido al centeno, alimentos que quizá molían en las piedras llamadas "tacitas" (Aconcagua, Valparaíso, Colchagua, Talca). Domesticaban animales, en especial una variedad de llama denominada "hueque", de la cual aprovechaban la lana y el cuero para confeccionar sus vestimentas. Conocían el telar.”6

Pasando a otro aspecto de la vida en sociedad del pueblo mapuche antes de la llegada de los españoles, Luis Vitale, señala que éstos no conformaron un Estado que gobernara a todos los mapuches, ni tampoco que hallan desarrollado clases sciales ni una casta sacerdotal. Su base organizativa fue el “Levo”, reunión de distintos grupos familiares, en que se discutían los problemas comunes en base a discursos de oradores entrenados. Funcionaban a través de asambleas democráticas, independientes cuyos jefes eran elegidos durante un año.7

Con respecto al período posterior al precolombino, es decir, La Conquista y Colonia, se puede señalar que desde sus inicios comenzaron los enfrentamientos militares directos entre mapuches y españoles. En 1546 el mismísimo Pedro de Valdivia sale de Santiago con un contingente militar y se enfrentan con mapuches en Quilicura. Éstos últimos salen victoriosos. Después de cuatro años (1550), Valdivia realizó una nueva expedición mejor preparada, pero los indígenas hicieron entre sí una llamado a la organización para la guerra. Al sur del Itata los mapuches atacaron al contingente militar español, pero éstos logran llegar al Biobío el 24 de enero del mismo año, acamparon y comenzaron la construcción de balsas para cruzar el río. Por la noche dos mil mocetones mapuches cruzaron a nado y atacaron a los españoles, pero posteriormente, en Andalién los mapuches pierden la batalla por “milagro divino”. Gracias a esto Valdivia cruzó el Biobío y fundó fuertes y ciudades como Tucapel, Purén e Imperial; y Villarrica, Osorno y Valdivia, respectivamente.
Este período inicial de la Guerra de Arauco se caracterizó por la importante participación de los líderes militares mapuches. Entre ellos, el primero fue Lautaro, contemporareo de Valdivia, vivieron juntos, en esa convivencia aprendió a cabalgar, conocimiento que le transmitió a sus congéneres mapuches cuando volvió a sus tierras.
En 1554, este Toqui organizó una campaña que destruyó el Fuerte Tucapel, capturó, enjuició y ejecutó a Pedro de Valdivia. Posteriormente, avanzó hacia Santiago, pero no logró su objetivo pues fue asesinado en 1557.

Las pestes también fueron un enemigo para la resistencia mapuche. La primera de ellas fue la peste Chavalongo o Tifus que mermó en un 30% a la población, es decir, fallecieron por esta causa trescientas mil personas. Posteriormente, en el 1563, los afectó la peste de Viruela, que contagió a un quinto de la población (cien mil personas). Éstas se desarrollaron principalmente al norte del Biobío.
En 1558, llega a la zona el hijo del virrey del Perú, García Hurtado de Mendoza, a ocupar el cargo de gobernador. En este momento comienza a figurar una nueva generación de caciques: Galvarino, que es derrotado en Lagunillas y Caupolicán, asesinado en Cañete. Ambos son conocidos, más que pos sus hazañas militares, por las crueles muertes que les dieron los españoles.

Desde 1560 al 1580, se efectuó la guerra casi permanentemente. Los mapuches diseñaron diversas técnicas que declararon su adecuación a la guerra de los españoles: se apropiaron del uso del caballo, utilizaron fortificaciones y fosos; espadas, dagas y fierros. En 1598, la Guerra de Arauco da un sustancial giro. Pelantaro lidera la importante victoria mapuche en Curalaba, que los españoles llamaron “desastre”. En este acontemiento militar, muere a manos de los mapuches un segundo gobernador: Oñez de Loyola, y posteriormente, se destruyen todas las ciudades al sur del Biobío.

El cambio y/o transformación en el desarrollo de la guerra se expresó en la necesidad de construir un ejército profesional financiado con fondos reales (Real Situado). Además, se eliminaron los lavadores de oro más importantes, por tanto, la colonia de Chile se empobreció aún más; y los indígenas del norte se refugiaron en la Araucanía con el consiguiente despoblamiento del Valle Central.
En este punto, se inicia un nuevo período: el de los parlamentos y la paulatina disminución de la intensidad de la guerra. Los primeros indicios de paces de paz se generaron con las acciones del jesuita Luis de Valdivia, pero el hecho que marca la transformación, fue el Parlamento de Quillín, el 6 de enero de 1641, 91 años después de iniciada la guerra. A través de esta reunión, en que representantes mapuches y españoles dialogaban se reconoció como frontera del territorio mapuche el río Biobío y la independencia político-administrativa del territorio mapuche hasta el río Toltén. Es decir, se les reconoció su calidad de nación independiente.
Posteriormente, el Parlamento de Negrete del 13 de febrero de 1726, exigió a los mapuches a reconocerse como vasallos del Rey y enemigos de sus enemigos y mantiene la consideración de independencia del territorio y nación mapuche.

La explicación de esta situación se puede encontrar en que la coronoa española ya no tenía interés en seguir manteniendo una guerra influctuosa por el territorio chileno, pues no había oro en él. A esa altura, solo quedaba hacer las paces y reconocer la nación independiente mapuche.
Alvaro Jara en su libro Guerra y Sociedad en Chile, Ensayo Sociológico Colonial, editado en 1971, explica su teoría sobre el mantenimiento de la condición de independencia del pueblo mapuche. Ésta se centra en la inexistencia de un poder central mapuche, ya que su independencia pasó por la libertad de cada uno de los butalmapus. Citado textualmente:
a diferencia de los incas y mexicanos , que poseían gobiernos centralizados y divisiones políticas internas, los mapuches no poseían una estructura social no jerarquizada. En la situación mexicana y andina, el conquistador golpeó el centro del poder político y, al conquistarlo, se aseguró el dominio del imperio. En el caso mapuche esto no era posible, ya que su sometimiento pasaba por el de cada una de las miles de familias independientes.”8

Esta relativa paz entre ambas naciones: criolla y mapuche, se desarrollará durante la segunda mitad del siglo XVIII a través del comercio, un fluido contacto e influencias de todo tipo. Tal como lo señala Bengoa, “la sociedad mapuche se enriquece en la paz, transforma sus costumbres y se enseñorea en un gran territorio. El cazador recolector ha dado paso al ganadero montado en brioso corcel engalanado con aperos de plata”.9
De lo anterior se desprende que la sociedad mapuche se transformó considerablemente, desde una sociedad preagraria en el siglo XVI, por ejemplo; a una sociedad de economía mercantil muy desarrollada y con sectores agrícolas ya constituidos hacia el siglo XIX, hasta el 1881, es decir, antes de la ocupación militar efectuada por el Estado Chileno.

Entre las características de la sociedad mapuche a inicios del siglo XIX, se pueden señalar:
  1. era una sociedad independiente en guerra y paces inestables con la sociedad española;
  2. controlaba uno de los territorios más grandes que ha poseído grupo étnico alguno en Latinoamérica;
  3. era una sociedad ganadera;
  4. lo anterior provocó presiones en su estructura política y social;
  5. dados los puntos 3. y 4., comenzó a desarrollarse una marcada división social entre caciques (lonkos) y guerreros (lanzas y conas)
  6. se produjo una alta concentración de ganado y conas, luchándose por el control de los pastos
  7. el punto anterior, provocó el fortalecimiento de alianzas entre lonkos, provocándose verdaderas formas gremiales de centralismo político.

Una de las expresiones de este “bienestar” se puede señalar lo siguiente:
En el siglo XIX surgen los “ornamentos en plata irrumpen profusamente en la realidad mapuche generándose formas nuevas y complejas siendo usadas por las mujeres. Surgen así los TUPU, grandes prendedores de discos planos, EL TRARILONCO, una cinta de géneros con colgajos de plata; EL SEQUI, grandes pectorales; LA TRAPELACUCHA, gran pectoral con su cruz colgante; algunos ornamentos colgantes como RUNI y CHAKIRAS; y los aros redondos trapezoidales y campanuliformes llamados CHAWAY. La elaboración de ornamentos de plata comienza a decaer ostensiblemente a fines del siglo XIX. Ya en el siglo XX estos objetos pasan a formar parte de valiosas colecciones que testimonian el añorado mundo mapuche.”10
Todos los anteriores puntos manifiestan que la sociedad mapuche se encuentra en un proceso de transformación ya que crecía en riqueza a través de la actividad ganadera y se complejizaba su organización interna.
Durante el siglo XIX, los cacicazgos, que fueron la expresión de la concentración del poder en la figura del cacique, constituyéndose en un líder de una extensa zona territorial y familiar, se configura como un elemento primordial en la historia oral – familiar mapuche. La sociedad mapuche de este siglo estuvo constituida sobre un complejo sistema de alianzas matrimoniales entre los principales cabecillas de las grandes familias (unidad básica de esta sociedad).
Los cruces familísticos eran, (…), extremadamente complejos y amplios, y podemos percibir que regiones enteras estaban completamente emparentadas; ésta es la base de las grandes agrupaciones mapuches del siglo diecinueve.”11
La causa de las guerras internas del pueblo mapuche, fue el control del liderazgo de la agrupación: “La relación entre liderazgo y riqueza ganadera era muy evidente, por lo que las guerras consistían la mayor parte de las veces en grandes arreos de animales. (…); los favores y reconocimientos del gobierno chileno reforzaba los cacicazgos internos y aumentaban su poder. Los lazos entre caciques y la sociedad chilena, fueron permanentes.12
Los cacicazgos elaboraron estrategias frente a un diagnóstico de la situación futura de su pueblo: la independencia de la Araucanía en el siglo XIX, no podía durar. Se siguieron dos líneas:
  • los abajinos buscaron un reconocimiento del cacicazgo por la vía de la integración social y cultural a la sociedad chilena; y
  • los arribanos exploraron en el federalismo, realizaron una gran confederación indígena y pactaron con las autoridades argentinas federalistas y chilenas de Concepción.

Pasando a un nuevo período de la historia del pueblo mapuche, durante el proceso de Independencia de Chile del dominio político Español, los chilenos tuvieron una contradictoria interpretación de los mapuches, los cuales jugaron un rol contradictorio para ellos. Esto ha quedado plasmado en nuestra historiografía, pues José Bengoa en su “Historia del Pueblo Mapuche”, señala que en el discurso patriota el mapuche simbolizaba la resistencia anticolonial y la gesta histórica de la patria. “Este discurso “araucanista” de los “primeros padres de la patria” se mantendrá hasta hoy en la tradición patriótica chilena, pasando a ser parte importante del discurso oficial”13. No obstante, para el mapuche, la Independencia de Chile constituía la pérdida de su independedencia, pues se desconocerían sus tratados con la Corona Española que establecían su autonomía política e independencia territorial. “Los mapuches adhirieron mayoritariamente al bando español y lucharon contra los fundadores de la nacionalidad, al estilo de las luchas de la frontera, en que la caballerosidad no era el signo más característico.”14
A la independencia de Chile, su territorio comprendía entre Copiapó y Concepción, con enclaves en Valdivia y Chiloé. Su clase dirigente independentista se encontraba, obviamente, en el centro de Chile y correspondía a la burguesía mercantil, minera-fundidora y terratenientes.
En la primera parte del proceso, es decir, desde las primeras guerras en 1a Junta Nacional de Gobierno y la Reconquista Española, el proceso fue completamente ajeno a las decisiones del pueblo, a partir de este período se torna un poco más popular. Por su parte, para los mapuches fue un acontecimiento, lejano, ajeno, pues no eran parte de esa sociedad que se emancipaba.15
La Guerra a Muerte, durante la reconquista consistió en el apoyo de los mapuches a la resistencia antiindependentista española en contra del ejército chileno. Se efectuó a través de una guerra de guerrillas que se caracterizó por la crueldad, la barbarie y la guerra injusta. “El pillaje, el incendio y el robo, la sorpresa y la emboscada eran los métodos de una guerra llevada a cabo no por ejércitos modernos, sino por campesinos, ex soldados, indígenas, bandidos y personajes fronterizos aunados en un extraño afán de mantener su statu quo colonial.”16 Esta experiencia será fundamental en la conformación del estereotipo prejuicioso con el pueblo mapuche constituido por las ideas de que son salvajes, flojos, crueles y borrachos, pues la guerra fue muy cruenta.

Posteriormente, luego de la Independencia de Chile, se desarrollo un período de “paz” en el cual, el estado chileno y los mapuches prepararon lentamente la guerra en que tendrían que enfrentarse mutuamente por el territorio del centro sur de Chile. Dada esta situación de paz, el pueblo mapuche desarrollo la ganadería de una forma floreciente, pues las fronteras se mantenían abiertas al comercio, por lo cual éste se desarrollo activamente. Como se señaló anteriormente, la figura del cacicazgo, en este período tuvo gran influencia, pues la administración fronteriza se apoyaba en él para mantener la tranquilidad y el orden en la región.17 Por tanto, la integración de la sociedad mapuche a la sociedad chilena fue amplia. No obstante, los mapuches eran muy reacios a dos elementos que la sociedad chilena trataba de imponerles: la agrupación en pueblos de las comunidades y la monogamia.18

Bengoa propone, que cuando una sociedad en su relación con otra se siente en una situación horizontal, no teme relacionarse abiertamente y aprender ciertos elementos culturales, es decir, no teme desaparecer. Esto se manifestó en la relación entre el estado chileno y los mapuches en el período entre la independencia y el inicio de la guerra hacia la década del 60 del siglo XIX. Sin embargo, cuando una sociedad “está sometida, depende política, territorial, económicamente de otra que la oprime; se transforma en una sociedad conservadora, cierra filas en torno a su cultura tradicional y se aferra a ella con todas sus fuerzas.”19

La expansión de la economía agrícola del Chile central fue la principal y directa causa de la invasión realizada por el Estado a los territorios mapuches, concretada hacia la década del 80 del siglo XIX. Pues, inicialmente, los particulares ejercieron una fuerte presión por correr la frontera entre ambas naciones, para poder comprar tierras indígenas y hacerlas productivas con respecto al mercado internacional, ante el cual Chile se hallaba sumiso y abierto a la exportación de trigo a California, Australia y posteriormente a Europa. El dato anterior puede ser complementado con las exportaciones de trigo por décadas:
1850-1860 = 100 mil quintales
1860-1870 = 600 mil quintales
1870-1880 = 1 millón de quintales
Por tanto, se puede suponer que era una actividad muy rentable, lo cual elevó los precios de la tierra y aumentó la actividad especulativa de las tierras indígenas.
A partir de los años 50 el único territorio que quedaba para la expansión territorial era la Araucanía, a la que se estrechaba por el norte y por el sur. Su lógica se encontraba en la lógica expansiva de la agricultura chilena.”20
El proceso de ocupación privada del territorio mapuche, fue individual y/o “hormiga”, pues fue lento, paulatino y efectuado por colonos chilenos, pero luego, el Estado se encargará de declarar fiscales todas las tierras al sur de Concepción hasta el Malleco, efectuando preferentemente una colonización con extranjeros alemanes, italianos y franceses.
El artífice político y logístico de la “Pacificación de la Araucanía” fue el Coronel Cornelio Saavedra, cuya principal idea se manifestó en que “El Estado se declara, en la práctica, propietario de toas las tierras de la Araucanía (ya que ningún mapuche poseía títulos de propiedad alguno); sacaba a remate público estas tierras divididas en hijuelas y otorgaban a las familias mapuches títulos de merced sobre posesiones por determinar, triunfaba la posición estatalista frente a la colonización espontánea.”21 Sin embargo, una gran parte de ese territorio aún no se hallaba sometido al dominio chileno.
En este momento, es decir, hacia la década de 1850, los mapuches se hallaban en un proceso de preparación para la guerra, Mañil y Quilapán, ámbos caciques renombrados de aquellos años y muy conocidos por su amplia labor política, vislumbraron como necesaria la centralización del poder de la nación mapuche y la creación de alianzas para defenderse de los chilenos, no obstante este apoyo nunca se concretó.22
Ante la primera arremetida del ejército chileno, que comenzó en el verano de 1869, no todos los grupos mapuches se organizaron y repelieron los ataques, sino que algunos siguieron la doctrina de Mañil, mucho más integracionista y favorable a las alianzas con los chilenos, a ellos se les ha denominado los abajinos. Y los arribanos, siguieron la política de Quilapán, la cual señalaba que ellos debían resistir por sus tierras y hacer la guerra si era necesario. Antes de la guerra de ocupación Quilapán hizo todo lo posible por concretar alianzas de apoyo, pero murió sin lograrlo.
El plan de Cornelio Saavedra, dejó en manos de José Manuel Pinto la alta frontera del Malleco, el cual incluyó en la guerra los elementos militares y civiles de la población indígena, situación que desencadenó la huida de las familias hacia la cordillera. La antesala del inicio de la guerra, fue efectuada por este coronel, en el año 1868 “ Se quemaban las casas, las cucas, las sementeras. Se apresaba a cuento ser viviente había, asesinando mujeres y niños. Se arreaba con todos los animales y se los entregaba a la tropa como botín de guerra.”23 Bengoa señala que se arrearon veinte mil cabezas de ovejas y cinco mil de vacunos. Por tanto, “El ejército atacaba a una sociedad ganadera en su base de sustentación principal. Liquidaba, por lo tanto, la fuente misma de los recursos, la capacidad ara reproducirse.”
En relación a la disminución demográfica producto de este exterminio, “Habría que estimar en varios miles los muertos y cautivos que directamente mató y cautivó el ejército, pero habría que calcular en mucho más los que sufrieron y murieron a consecuencia de estos actos.”24 No obstante, el territorio que se hallaba entre el Biobío y el Toltén, para los chilenos, era una zona a conquistar.
La industria textil, una de las más antiguas de América, alcanzó también entre los Mapuche una enorme importancia. Las piezas más estimadas, tejidas con suma destreza y dibujadas artísticamente con motivos propios, eran y son todavía las mantas de los hombres y los cinturones de las mujeres.
El arte de hilar y tejer lana llegó a ser muy habitual entre las mujeres, las únicas que se ocupaban de ese trabajo, en sus rudimentarios telares. De la lana del Guanaco, la Alpaca, la Vicuña, la Llama y más tarde del ganado ovejuno traído por los españoles, producían excelentes tejidos finísimos y vistosos ponchos, fajas para la cintura y cintas para el pelo. Las tintas o colores para teñir sus tejidos los extraían de vegetales, semillas, hojas o raíces.”25

Durante 10 años (1871-1881) las cosas se quedaron así: se colonizó el territorio ocupado hasta el Malleco por la parte central y se ocupó totalmente la provincia de Arauco. Se fundaron otros pueblos y, en un plan intermedio realizado en el 78 se construyó una línea de fuertes en el borde del río Traiguén, que se metió como cuna en el territorio mapuche.”
Además, inició su labor el ejército moderno proveniente de la victoria de la Guerra del Pacífico26. Su principal tarea era exiliar la barbarie y el salvajismo, por tanto, propender a la rápida incorporación de todo el territorio mapuche a la jurisdicción chilena para comenzar su pronta división y tecnificación agrícola y vial.
En 1881, los mapuches realizaron un Insurrección General, la cual según Bengoa fue “El llamado a defender la independencia y la tierra sabiendo que se va a perder. Es una resistencia que no brota del cálculo político, sino de la necesidad de defender la idiosincrasia, la sociedad a punto de ser destruida. Es un acto no político, quizá de resistencia cultural. El más gloriosos de un pueblo antes de ser aniquilado.”27
En esta situación, se hallaban chilenos y mapuches poco antes de la definitiva ocupación de todo el territorio indígena por parte del Estado. “La lenta ocupación fue cambiada por una definitiva y rápida conquista de todo el territorio. Un ejército moderno ocupó la Araucanía y los mapuches se levantaron en armas, como un gesto dramático y final de su centenaria resistencia.”28No obstante, a los mapuches, les faltó un liderazgo unificado para poder repeler efectivamente al ejército chileno, que fundó ciudades, fuertes, construyó caminos y utilizó el telégrafo para facilitar su proceso.

Comenzando el nuevo período, el de las reducciones, el estado aplicó diversas tácticas para enfrentar el problema de que los mapuches, aunque dominados seguían existiendo. Se incentivaron los cacicazgos, se les dio a los caciques poder para mandar y un sueldo para que efectuaran esas labores. Pero, por ejemplo, los chilenos más humanitarios, vieron en la más acelerada integración de la población mapuche a la sociedad chilena el menor sufrimiento y trauma en el indígena.
En la actualidad la región de la Araucanía, presenta una gran población, descendiente de inmigrantes alemanes, italianos y franceses, entre otros, debido a que el estado chileno, luego de la usurpación de los territorios de esta zona inició un fuerte incentivo a la colonización por parte de inmigrandes europeos. Para lo cual “el gobierno chileno destacó en Europa una “agente de colonización” cuya función era reclutar a los inmigrantes. Se dictaron además, leyes que favorecían la operación de compañías privadas de colonización.”Una vez desocupadas las tierras se dimensionaban “fajas” de colonización destinadas a “colonos nacionales”, o pequeños propietarios campesinos. Estas fajas de pequeñas hijuelas eran entregadas gratuitamente (…). En algunos casos estas “fajas”, de un tamaño mayor fueron destinadas a la colonización extranjera”.29
La repartición de las tierras fue efectuada, incluso desde los últimos tiempos de la guerra de “Pacificación”. Las nuevas tierras otorgadas a los indígenas fueron retazos de propiedades antiguas, terrenos de otros lugares e incluso muy lejanos. En las zonas con alta población indígena, muchas tierras no se remataron. Los remates comenzaron, incluso, antes del 81 y hacia el 85 ya se habían extendido.
Este proceso significó el desconocimiento de los derechos territoriales de los indígenas mapuches, es decir, el estado no reconoció la propiedad indígena de esas tierras, aunque durante miles de años ellos hubiesen habitado ahí. Los mapuches fueron reducidos en un porcentaje mínimo de tierras30, es más muchos de ellos ni si quiera obtuvieron legalmente nuevas tierras en reducciones, sino que quedaron a merced de las disposiciones del estado y de particulares que llegaban a desplazarlos. En ese entonces, “La lentitud del proceso de radicación estaba provocando estragos en la población indígena. Efectivamente, el Censo de 1907 arrojó 107 mil mapuches y (…) se estimaban en 10 mil más: esto significa que alrededor de 40 mil mapuches no fueron radicados, lo que equivale a un tercio de la población.”31 El siguiente párrafo expresa claramente la idea anterior:
Se radicó primero a los mapuches de Malleco y Arauco, dejando para el final a los de Cautín. Hay zonas y regiones de suelos muy ricos donde prácticamente todos los indígenas fueron desplazados. En el caso de la región precordillerana ocupada por los arribanos. Perseguidos y diezmados en los años posteriores a la guerra, fueron corridos de las tierras de mejor calidad. En la línea central donde pasa el ferrocarril y la carretera, contadas reducciones sobrevivieron; fueron por lo general empujadas hacia la cordillera o las zonas marginales.”32

Junto con lo anterior, y en contraste con ello, se favoreció la acumulación de las tierras en pocas manos, es decir, el latifundismo de frontera. Por tanto, se le arrebataban las tierras inmoralmente a los mapuches para entregarle gigantes extensiones de territorios a grandes propietarios.
La dispersión de la sociedad mapuche fue el fenómeno más significativo de la radicación. Se dispersó en tres mil comunidades, con escasos contactos entre unas y otras, con enormes dificultades de centralización y de unificación como pueblo organizado.”33
El proceso de división de la tierra, conllevó a que las antiguas agrupaciones indígenas de carácter familiar o de linaje, se vieran sustancialmente alteradas, pues se reunió a familias de distintos linajes dentro de una misma reducción que debían obedecer a un cacique que para ellos históricamente no había sido un líder. “La Comisión Radicadora otorgo títulos a jefes de hogar considerados como caciques locales y radicó bajo ese título a todas las personas que le pertenecían aunque formaran parte de distintas familias. La arbitrariedad consistió en radicar bajo ese mismo título de merced a personas de distintas familias y, por tanto, que no reconocían para ningún efecto “en el cacique” a un jefe. Este hecho provocó una verdadera “guerra interna” en las reducciones bien constituidas.”34
En el aspecto económico productivo, el siglo XX de la historia mapuche, se caracterizará por la transformación de “indio a campesino”, pero no fue un proceso exento de enormes dificultades, pues los mapuches no estaban culturalmente adecuados a los cultivos, sino a la ganadería que desarrollaron durante gran parte el siglo XIX, recordemos que durante ese siglo existió una relación mucho más pacífica entre Chile y la Nación mapuche, “se dejó ser” al pueblo indígena. Pero, durante el período de las reducciones, se hallaban negados a la transformación cultural, esto fue una enorme dificultad para adecuarse al nuevo escenario. Así mismo, en los nuevos terrenos, mantuvieron sus prácticas ganaderas. “No había una cultura agrícola de pequeños propietarios productores, cuidadosa de la mantención y mejoramiento de sus pequeños recursos, sino por el contrario, ganaderos extensivos que, al ser recortados, seguían haciendo más o menos lo mismo en pedazos insuficientes de superficie.”35
Socialmente, el mapuche se vio afectado por el oportunismo chileno frente a su propia “ignorancia” en el mundo huinca, en el que es necesario considerar la tierra como un bien productivo, saber sobre la legalidad, respetar las autoridades locales y nacionales, aspectos que eran absolutamente desconocidos culturalmente para los mapuches. “La campesinización forzosa de los mapuches transformó al indígena en ignorante. El sabio ulmen de la sociedad indígena independiente desconoce los mecanismos y vericuetos de la sociedad huinca que se le impone; desconoce el manejo de su propiedad y las nuevas formas de relacionarse con la autoridad local, y por esta razón es víctima de abusos de todo tipo.”36

No obstante, el gran sufrimiento del pueblo mapuche, de la desorganización de un comienzo y de las condiciones económicas deplorables en que los dejó el Estado Chileno, comenzó “una nueva etapa de esta sociedad, en que lo característico será el refugio en la comunidad, en el interior del nuevo espacio que permite reproducir su cultura.”37Bengoa propone que el pueblo mapuche se ENDOGAMIZÓ, es decir, se volvió hacia su interior, dado que necesitaban mantener su cultura y evitar el contacto con los extranjeros que tantos perjuicios les habían causado a ellos como pueblo. Su identidad se mantiene intacta, por tanto desean sobrevivir como pueblo.
La violencia ejercida sobre los mapuches [en las tres primeras décadas del siglo XX], va a determinar sus principales características culturales. La sociedad mapuche tendrá una viva conciencia de persecusión, discriminación, violencia, arbitrariedad. Desconfiará de la sociedad chilena en todas y cada una de sus relaciones; cada mapuche en particular conocerá, y se hará rápidamente cultura, que la relación con el blanco es siempre peligrosa, asimétrica, engañosa, fuente de robos y violencia.”38
En la actualidad, la población mapuche habita en un 5% de sus territorios originarios, situación que se deriva de la historia antes descrita y por la colaboración del gobierno militar, pues en ese período de la historia de Chile, ha sido cuando más comunidades indígenas se han disuelto. 


NOTAS: 
1 Bengoa José, Historia del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX, Pág. 18
2 Vitale, Luis, Interpretación Marxista de la Historia de Chile, CEME - Centro de Estudios Miguel Enríquez - Archivo Chile, Pág. 18
3 Bengoa José, Historia del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX, Pág. 23
4 Ídem, Pág.18.
5 Ídem, Pág. 22
6 Vitale, Luis, Interpretación Marxista de la Historia de Chile, CEME - Centro de Estudios Miguel Enríquez - Archivo Chile, Pág. 18
7 Ídem, Pág. 20
8 Bengoa José, Historia del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX, Pág. 39
9 Ídem, Pág. 48
10 Soto, Edith, Rescatando Nuesras Raíces, Pág. 17
11 Bengoa José, Historia del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX, Pág. 71
12 Ídem, Pág. 72
13 Ídem, Pág. 141
14 Ídem, Pág. 138
15 Ídem, Pág. 139
16 Ídem, Pág. 144
17 Ídem, Pág. 153
18 Ídem, Pág. 154
19 Ídem, Pág. 155
20 Ídem, Pág. 156
21 Ídem, Pág. 161
22 Ídem, Pág. 188
23 Ídem, Pág. 209
24 Ídem, Pág. 221
25 Soto, Edith, Rescatando Nuestras Raíces, Pág. 18
26 Bengoa José, Historia del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX, Pág. 250
27 Ídem, Pág. 251
28 Ídem, Pág. 263
29 Ídem, Pág. 347
30 Bengoa señala a este respecto que el “Estado Chileno otorgó entre el año 1884 y 1919 -en que se entregó el último título- 3.078 títulos de merced con una extensión aproximada de 475.000 hectáreas que favorecieron a unas 78 mil personas.” Pág. 253
31 Bengoa José, Historia del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX, Pág. 254
32 Ídem, Pág. 354
33 Ídem, Pág. 364
34 Ídem, Pág. 357
35 Ídem, Pág. 362
36 Ídem, Pág. 363
37 Ídem, Pág. 360
38 Ídem, Pág. 366

CULTURA Y RELIGIOSIDAD

Algunas características de su lengua
El idioma mapuche cuenta con: 7 vocales y 18 consonantes.
Con respecto a las vocales, éstas son las CINCO del idioma español (a.e.i.o.u) y que se pronuncian sin variación, el Alfabeto Mapuche agrega DOS más, "Medias vocales": ë, ü. La ë corresponde al signo tipográfico de una "e" corriente grabada al revés ( ). Así fue creado y usado en sus obras por los distinguidos estudiosos de nuestra lengua aborigen, escritores Misiones de la Araucanía, los que detallamos en Bibliografía. Esta media vocal "ë" tiene una pronunciación sorda, casi áfona, de sonido vago y se parece a la "e" muda francesa. La otra media vocal Mapuche, la "ü", es vocal cerrada, mezcla de la "u" con la "i", la más gutural de todas. Suena como la "u" francesa, y algo más suave que la "ü" alemana. Se pronuncia redondeando los labios ligeramente abiertos.
Las letras consonantes Mapuches, se pronuncian como en español y ellas son: K que suple a la C, (en todos los casos: ka, ke, kë, ki, ko, kü). L LL. M. N. Ñ. P. R. T. Tr.
Consonantes de especial pronunciación:
Ch: Con sonido suave del español.
D: Sonido entre la "D" española y la "Th" inglesa.
F: Suena como "F" o "V", según las regiones.
Ng: Corresponde al signo tipográfico de una "n" minúscula con "colita inferior interna", que usaron los escritores lingüistas ya mencionados. La pronunciación de la "Ng" suena como "Ngue", con "e" cerrada. Esta grafía se pronuncia en la parte más interior de la boca, teniendo esta a medio abrir y la punta de la lengua contra las encías de los dientes inferiores. De esta forma se consigue el sonido de la "ng" alemana parecido al de la "n" española en palabras "ganga", "banco", "blanco".
Q: Se pronuncia como en español con mayor suavidad, aunque tal letra, en la práctica, y al decir de Esteban Erize (argentino, escritor, filólogo), va siendo absorbida por la K, como en el caso de la C.
Sh: Su sonido es parecido al de la "J" francesa. Se obtiene el sonido suave, como S, o Sh.
W: De sonido suave. Se usa con vocales, menos "o". La W como la K, aseguran los lingüistas europeos que estudiaron nuestra lengua mapuche: "ocupan el sitio que les pertenece en el Idioma Mapuche y las demás lenguas indígenas sudamericanas". ("Idioma Mapuche". P. Ernesto Wilhelm de Moesbach, pág. 25).
Y: Se pronuncia como el español, cumpliendo siempre su función de consonante.

Pasando a las características de la lengua, se puede señalar que es aglutinante, tal como lo señala el poeta Elicura Huichaailaf en una entrevista:
“cuando nuestra gente dice "Rehue", siendo nuestra lengua aglutinante de conceptos, esta palabra tiene dos, "Re", significa "puro"; "Hue", "lugar". También puede significar "nuevo", pero en este caso "Rehue" significa "lugar de la pureza", pero lo puro no es como lo aprendemos en castellano. En mapudungun significa el diálogo, la convivencia de todas las energías del universo; porque para nosotros el universo está conformado de planos horizontales y verticales.”2

En palabras del poeta, es aglutinante, porque en una misma palabra pueden incorporarse varios significados, todos pertinentes en la construcción discursiva. Además, “se trataría de una lengua polisintética porque sus formas verbales están compuestas por “una serie -potencialmente muy larga- de elementos significativos que se combinan en un orden altamente regulado” (Salas, 1992).”3

Se han realizado numerosos estudios sobre la lengua mapudungun o mapuzungun, los que han concluido en que existen notorias diferencias regionales en los planos fonológico y, en ocaciones en el plano léxico. Sin embargo, el plano semántico es congruente en las diversas zonas geográficas. Los estudiosos del tema, han llegado a acuerdos generales y también existen ideas que son discordantes. A este respecto, “la mayoría coincide en que pertenece a un conglomerado al que se denomina grupo andino cuya característica principal es la aglutinación. Según Greenberg (1960), este grupo es uno de los que conforman el tronco andino-ecuatorial. A su vez, el grupo andino estaría compuesto de dos familias: la araucano-chon y la de los Andes centrales. La familia araucano-chon comprendería por su parte dos subfamilias: la araucana y la chon. Por último, la familia araucana tendría una sola lengua, el mapuzugun, mientras que a la familia chon pertenecerían la lengua de los selk’nam, la de los kawésqar y la de los yaganes, entre otras.”4

Caracterización de su visión del mundo

Los mapuches tienen una concepción del mundo muy distinta de la que tenemos los occidentales, ya que expresan, incluso en la actualidad, esquemas explicativos de la realidad que los rodea muy distinto de los nuestros que se basan en explicaciones mágicas, de las fuerzas de la naturaleza, buenas y malas. Por ejemplo el mito del nacimiento del Pueblo Mapuche, es muy antiguo y expresa la magia com forma de comprensión de la realidad, pero aún asi se mantiene su vigencia. A continuación se presenta la historia, realizada en forma de recopilación por la Profesora Edith Soto, de la ciudad de Lebu:

Allá en el mar, en lo más profundo, vivía una gran culebra llamada Cai-Cai. Las aguas obedecían a las órdenes del culebrón y un día comenzaron a cubrir la tierra. Había otra culebra tan poderosa como la anterior que vivía en la cumbre de los cerros y aconsejó que subieran a un cerro cuando comenzaran a subir las aguas. Muchos mapuche no lograron subir y se transformaron en peces. El agua subía y subía y el cerro flotaba y también subía. Los mapuche se ponían cantaritos sobre la cabeza para protegerse de la lluvia y el sol. Hicieron sacrificios y se calmó el aguacero y los que se salvaron bajaron al cerro y poblaron la tierra. Nacieron así los mapuche, la gente de la tierra.”5

Sin embargo, en escencia existen muchas ideas que se manifiestan tanto en la cosmogonía mapuche como en la ciencia occidental. Tal como lo señala el poeta Elicura Chihuailaf en una entrevista:
En la cosmovisión nuestra hay mucho de las grande leyes que son reconocidas y estudiadas en el mundo. De la física cuántica, de los hoyos negros. Un ejemplo sobre la fusión de la materia y la antimateria: cuando los mayores se enfrentan a los niños que están inmersos en rabietas, llorando y acumulando enojo, conversan con ellos y les dicen que no se queden en ese estado, porque el espíritu se va cargando con ese sentimiento y va consumiendo la alegría que se lleva adentro.”6
De lo anterior se desprende que dentro de las comunidades mapuches el mundo y las explicaciones que ellos han desarrollado ancestralmente para generar su comprensión, mucho tienen que ver con al expresión de las energías que son objeto de estudio para los científicos occidentales en la actualidad. Muchas de las respuestas, tanto en la cultura mapuche como en la nueestra distan de cientificidad, por ejemplo la existencia y manifestaciones de los espíritus, sus buenos y malos actos, su necesidad de comunicarse con los vivos por distintos motivos. Éstas son expresiones que aun se mantienen sin una respuesta científica valedera, sin embargo, la cultura popular, y en este caso la mapuche, han desarrollado formas de explicarlas, comprenderlas y aceptarlas como naturales.

Con respecto a la cosmogonía, es decir, al orden que para los mapuches tiene el mundo. Ellos lo sistematizan de acuerdo a las energías y a su dualidad. “Según la tradición oral mítica mapuche el cosmos se compone de siete tierras cuadradas – plataformas estratificadas y superpuestas en el espacio cósmico (…). Dichas tierras representan dominios controlados por fuerzas sobrenaturales, tanto benéficas y constructivas como también maléficas y destructivas.”7
Las tierras altas o Wenu Mapu, son cuatro, en ellas se hayan los dioses del bien, antepasados, caciques y machis difuntos. En la quinta tierra o Rangiñ Mapu, viven los wecufem espíritus malignos, que son asociados con las enfermedades y muerte de las personas. En la sexta tierra habitan los humanos, los kalkus o brujos malignos y wecufes, esta tierra es denominada por los mapuches como la Mapu. En ella coexiten las fuerzas del bien y del mal. Estas tierras tienen un orden vertical descentente,cuyo mas alto lugar es ocupado por el Dios creador.8
El poeta Elicura Chihualif a este respecto señala: “El "Wenu mapu" es la energía positiva, el "Miñche mapu" es la energía negativa; por lo tanto, nosotros que habitamos en el "Nag mapu" recibimos y vivimos en la influencia de ambas energías, somos positivo y negativo en una lucha constante. Entonces, para llegar al concepto de lo "Re", de lo puro; es que para nuestra gente nunca hay que abominar lo negativo ni tratar de expulsarlo, tal como algunas religiones occidentales lo intentan, porque eso no es natural. Lo que sí es natural, al ser parte del universo y ser una dualidad de espíritu y cuerpo, es llevar lo negativo como parte de la memoria y así saber sobre qué tenemos que levantarnos.”9
Las palabras hablan por sí solas, pasando desde la conceptualización mapuche de la cosmovisión, el poeta pasa al de “Re”, que es el diáologo entre las fuerzas antagónicas, por tanto pasa al concepto de dualidad en la cosmogonía mapuche, se refiere a que lo bueno no puede existir sin lo malo, lo ocupado sin lo vacío, la vida sin la muerte, el hombre sin la mujer, la juventud sin la vejez.
Así, podemos iniciar el tema de “Rewe”, que es el lugar que representa el cosmos para los mapuches. Es el símbolo que los conecta con la verticalidad de los planos horizontales Wenu Mapu (Tierra de Arriba), Nag Mapu (Tierra que andamos) y Minche Mapu (Tierra de Abajo). Como en la lengua mapuche los conceptos son aglutinantes, Rewe se refiere a lo anterior, pero también al lugar donde se encuentran las fuerzas del bien y del mal, logran el dialogo y la convivencia.
A este respecto, María Ester Grebe señala que el rewe “constituye una representación icónica de la construcción simbólica del cosmos mapuche, Hay dos variedades del rewe: uno, con un tronco de siete peldaños, que representa el cosmos mapuche total que suma siete tierras; y otro con un tronco con cuatro peldaños – equivalente al wenu – mapu (cielo mapuche) – integrados por la suma de las cuatro tierras superiores del cosmos mapuche.”10

La machi es quien logra comunicar los distintos estratos, utilizando el rewe. La profesora edtuh Soto realiza una descripción del ritual Nguillatún:
En el recinto destinado a Nguillatún plantaban una gran rama de canelo “EL ARBOL SAGRADO DE LOS MAPUCHE”, y otra de maqui, amarradas a un tronco semejante a una escala, el “REHUE” y a su pie colocaban corderos, pan y chicha de maíz en cántaros de greda.
Las rogativas las pronunciaban unos ancianos prestigiosos, al mismo tiempo que ofrecían la sangre de los corderos recién sacrificados. Inmediatamente toda la concurrencia empezaba a dar vueltas en torno al REHUE cantando y bailando al son de sus instrumentos musicales, poseídos de frenética excitación. La escena culminaba cn la subida de la MACHI al REHUE, en donde en actitud arrobada, imploraba a los espíritus los deseos de la multitud. Hoy día ya no se nombra “AL PILLAN”, en los Nguillatunes. Se ofrece el acto al Creador Supremo, el Dios que ellos llaman “NGUENECHEN”.”11

El Kultrún, también es un sómbolo de radical importancia en la cosmovisión mapuche, pues es un instrumentos utilizado por la machi para realizar los distintos rituales ceremoniales de su pueblo. María Ester Grebe señala que “el kultrún mapuche (timbal chamánico) representa a la tierra mapuche (...). Mientras su vasija – con diversos objetos terrestres en su interior – equivale a la tierra, su membrana pintada en cruz es polisémica: representa tanto a la división de la tierra mapuche en cuatro lugares, cuatro familias regionales y un centro, como también a los cuatro puntos cardinales, a las cuatro estrellas, astros o planetas; y asimismo a la machi, su dueña, puesto que su voz y espíritu han sido introducidos ritualmente en su interior.”12
Continuando con la representación del kultrún con respecto a los punto cardinales, también éstos están relacionados por las enegías que circulan en el mundo. Según la creencia y sistematización del conocimiento mapuche, la energía circula desde el oriente, que el el punto de lo benéfico y positivo, de las energías creadoras, nacientes; la negatividad máxima se haya en el poniente. Para ejemplificar esta idea Elicura Chihuailaf señala:
“Eso determina que busquemos siempre el Oriente. Ustedes dicen cuál es nuestro Norte; nosotros decimos cuál es nuestro Oriente. Nuestros rituales, tales como el Nguillatún, siempre se hacen mirando hacia el Oriente. El universo es circular, una mitad es lo concreto y la otra lo invisible que lo completa. Y siempre hay un flujo de Oriente a Poniente.”13

Otro elemento de sustancial importancia y recientemente descubierto por los etnólogos y antropólogos es la existencia de los espíritus de la naturaleza, a los que los mapuches les denominan “Gnen”. A ellos fue confiado el cuidado de un elemento de la naturaleza, al cual representan e identifican. Antropológicamente hablando, presentan características antropomorfas, zoomorfas y fitomorfas. Éstos obedecen a los dioses creadores.
A continuación una pequeña descripción de cada uno de los Gnen, que señala en su libro “Culturas Indígenas de Chile: Un Estudio Preliminar” María Ester Grebe:

1. Ngen – Mapu: dios dueño de la tierra, equivalente a la pachamama andina
2. Ngen – Winkul: espíritu cerro o de la montaña, equivalente al Mallku andino
3. Ngen – Ko: espíritu dueño del agua, el cual se expresa principalmente en Ngen Tranyenko, agua de vertiente; y Ngen Lafken, agua del mar. Este espíritu es equivalente al Sereno Andino.
4. Ngen – Mawida: espíritu dueño del bosque nativo. Uno de sus representantes es el Ngen Pewén que existe en el bosque de Araucarias y da piñones
5. Ngen – Kurra: espíritu de la piedra
6. Ngen – Kürëf: espíritu del viento
7. Ngen – Kulliñ y Ngen Üñüm: espíritu dueño de los animales y espíritu de los pájaros silvestres, respectivamente
8. Ngen – Rüpü: esperíritu dueño del camino tropero, el cual ha sido trazado por el paso de los animales silvestres
9. Ngen – Lawén: espíritu de las plantas medicinales14

La tradición mapuche ha conservado la reactualización de estas creencias mediante pequeños episodios rituales, que permiten reactivar una densa red de referentes simólicos.”15

En el modelo explicativo de la realidad mapuche “reaparecen ideas centrales de orden cósmico y fertilidad y principios dominantes de dualismo, simetría, complementariedad y reciprocidad, que caracterizan al mundo sur – andino. Constituyen, al mismo tiempo, evidencias de la presencia vigorosa de la cultura mapuche en nuestro mundo actual.”16


NOTAS: 
2 Fuente: http://www.poesias.cl/reportaje_elicura_chihuailaf.htm
3 Huenchulaf, Rosa, Gramática Básica de la Lengua Mapuche, Pág. 20
4 Ídem, Pág. 19 - 20
5 Soto, Edith, Rescatando Nuesras Raíces, Pág. 13
6 Fuente: http://www.poesias.cl/reportaje_elicura_chihuailaf.htm
7 Grebe, María Ester, Culturas Indígenas de Chile: Un Estudio Preliminar, Pág. 60
8 Ídem, Pág. 60 y 62.
9 bFuente: http://www.poesias.cl/reportaje_elicura_chihuailaf.htm
10 Grebe, María Ester, Culturas Indígenas de Chile: Un Estudio Preliminar, Pág. 61
11 Soto, Edith, Rescatando Nuesras Raíces, Pág. 28
12 Grebe, María Ester, Culturas Indígenas de Chile: Un Estudio Preliminar, Pág. 62 - 63
13 Fuente: http://www.poesias.cl/reportaje_elicura_chihuailaf.htm
14 Grebe, María Ester, Culturas Indígenas de Chile: Un Estudio Preliminar, Pág. 63
15 Ídem, Pág. 63
16 Ídem, Pág. 64 - 65

LOS MAPUCHE EN LA ACTUALIDAD

Situación actual: exponer los problemas y avances en lo referente al uso de su lengua, situación cultural, educativa, económica y social

Existe una sustancial diferencia entre los resultados de los Censos de 1992 y el de 2002. Al parece, en el primero de ellos se sobrestimó la población indígena en Chile por problemas metodológicos de la encuesta, pues la pregunta de indagación consistía en la autoadscripción a una de las tres etnias que en ese entonces se consideraba como mayoritarias en Chile. El Censo de 2002 estuvo mejor planteado por tanto se puede decir que es más cercano a la realidad. A este respecto, “La población originaria chilena es de 692.192 personas, es decir, el 4,6% del total nacional dijo pertenecer a uno de los ocho pueblos reconocidos en la Ley N° 19.253 o “Ley Indígena”, según el último Censo de Población y Vivienda (2002). Sobresale la elevada proporción del pueblo Mapuche, que corresponde a un 87,3% del total de la población que pertenece a alguna etnia.”1 Es decir, 604.283 personas indígenas en nuestro país son mapuches.
La disposición demográfica a nivel regional agrupa preferentemente en la región de La Araucania o IX región, con un 29% de indígenas, luego se ubica la Región Metropolitana con un 27% de indígenas y la ciudad de Santiago, capital nacional, se constituye como uno de los principales fotos migratorios de la población indígena del país. En esa misma dinámica, Santiago es el punto migratorio más lejano que escogen los indígenas chilenos, pues prefieren migrar a las ciudades de sus correspondientes regiones.
Continuando con las migraciones, es increíble el porcentaje de población indígena que sale de sus lugares de origen, lo cual se constituye como un serio conflicto con la conservación de sus culturas. Un 64,8% de la población indígena reside en espacios urbanos, y el 32,2% en zonas rurales. En la población mapuche estos porcentajes ascienden a 80% y 20% aprox. Se exponen estas estadísticas dado que son relevantes para una mejor comprensión de la situación cualitativa de la población mapuche.

Los tiempos antiguos se nos fueron perdiendo en la
mayoría con tanto desastre que ha pasado el pueblo.
Antiguamente se educaba a los jóvenes en la historia,
hoy día no. El hueipife se preparaba largos años; sentado a
los pies de historiador viejo aprendía una a una las hazañas de
los antiguos hombres de Arauco, cuidaba de imitar la entonación
del relato, memorizaba nota a nota las canciones, lloraba cuando
había que llorar, se paraba y recitaba emocionado en los
momentos en que los héroes hablaban al pueblo congregado”2.

El anterior relato de Don Jośe Huilcamán expresa la situación cultural actual del pueblo mapuche. La paulatina pérdida de las tradiciones, valores y cosmovisión son el resultado de una serie de condiciones estructurales que el pueblo mapuche debe vivir a causa de su integración al estado chileno ya hace más de cien años. Esta integración fue posible en su momento por la incorporación del territorio mapuche, elemento que ya ha sido explicado con anterioridad. Pero además, por la inclusión de los mapuches, así, como todos los demás pueblos originarios de Chile, al sistema educativo formal que durante todo el transcurso histórico del Chile Republicano, exceptuando las últimas décadas desde 1993, ha hecho lo imposible por que los indígenas dejen de comunicarse en mapudungun y aprendan el español, los valores y las costumbres chileno-occidentales, tales como las condiciones de vivienda, vestimenta, aspiraciones en la vida, etc. Nunca, ni el la actualidad se ha considerado las formas de vida y cultura de los mapuches como válidas y practicables, sino que por ejemplo: se aspira a que los jóvenes indígenas aprendan un oficio, para que trabajen, vayan a la universidad o a un centro de formación técnica y tengan un título para poder “mejorar su calidad de vida”, pero a cambio se ofrece el olvido de su cultura, porque un mapuche no puede ser mapuche sin su convivencia con la tierra y la vida en comunidad.

En la actualidad, el aspecto educativo, se ha transformado de forma importante, ya que la Ley Indígena de 1993, establece las condiciones para facilitar la Educación Intercultural Bilingue (EIB) y el desarrollo de cátedras universitarias dedicadas a la comprensión de la cultura y lengua indígenas. Las experiencias de todas formas son enriquecedoras y motivadoras a seguir desarrollando iniciativas que contribuyan con la preservación de este enorme patrimonio. No obstante, la calidad de estas iniciativas es precaria, pues se remiten a la parte folklórica de la cultura y no a la esencia de ésta, a que los niños y jóvenes mapuches “comprendan” a través de la enseñanza en escuelas y liceos lo que es ser mapuche, sus formas explicativas de la realidad y sus valores de protección de los recursos, el respeto y búsqueda de bienestar de la comunidad en general, del trabajo con la tierra, los ciclos naturales de producción agrícola, y especialmente, aprender a hablar y comprender el mapudungun. Esto requiere un intenso trabajo desde que las personas son pequeñas y la mente se haya abierta a aprender fácilmente dos idiomas: el mapudungun como primera lengua y materna; y el español, como idioma extranjero, al modo en el que se enseña el inglés en la actualidad. Ésto en base a las enseñanzas de maestros de su propia comunidad con el apoyo técnico-pedagógico pertinente de profesionales de la educación y con textos de clases en mapudungun. En el primer ciclo de la enseñanza básica, los sectores son Lenguaje, Matemáticas, Comprensión del Medio natural y Social y Tecnología, son completamente aplicables a la enseñanza a través del mapudungun, con enfoque cultural mapuche, ya que muchas de esas enseñanzas con extrapolables al conocimiento mapuche. Por tanto, para crear verdaderos resultados, que le permitan al pueblo mapuche contribuir en la preservación y cultivo de su propia cultura, es necesaria una enorme modificación en el sistema educativo, e incluso en las iniciativas de EIB.

Estadísticamente, y en base al censo de 2002, el las personas que componen el pueblo mapuche presentan una deplorable situación educativa, sobre todo las generaciones más antiguas y las mujeres, pues los niños, adolescente y jóvenes han entrado en las dinámicas actuales en que se ha privilegiado el acceso a la educación desde fines de la década de 1980, por tanto, existe una amplia oferta educativa para todos los chilenos, el problema radica en la calidad y la marginación que este sistema provoca.
En la imagen podemos apreciar lo anteriormente descrito, en este gráfico se muestra el promedio de años de estudio de la población de 19 a 29 años y de 50 años y más, de la población indígena del país. Considerando el grupo mapuche, el primer segmento presenta casi 10 años de estudio, por el contrario el segundo segmento solo alcanza 5 años. Y es apreciable también, entre los pueblos indígenas, los mapuches son los que presentan una menor escolaridad.
Esta encuentra del 2002 también indagó sobre la alfabetización de las etnias. Se concluyó que el pueblo con mayores disparidades entre el alfabetismo urbano y rural es el mapuche “ya que se refleja una brecha de 10,5 puntos porcentuales entre ambas zonas. Esta situación se agudiza si se trata de la mujer cuya diferencia entre el área rural y la urbana es de 13,2%. Vale la pena recordar que los mapuche son los más rurales en el universo de los pueblos indígenas.”3

Podemos decir de forma aproximada (en relación a los mapuches) que en la zonas urbanas 4 de cada 100 hombres y 6 de cada 100 mujeres mapuches son analfabetos y que en las zonas rurales 11 de cada 100 hombres y 20 de cada 100 mujeres mapuches son analfabetos.
Realizando una comparación entre la población indígena y no indígena, la región que tiene mayor diferencia de alfabetización entre ambos grupos es la IX región. Presenta la más alta tasa. “En ella, de cada 100 indígenas cerca de 13 son analfabetos. Le siguen la Octava y Décima regiones donde aproximadamente 10 de cada 100 lo son. Contrastante resulta la situación de estas regiones cuando se trata de la población no indígena cuyo analfabetismo es de 5,5% en la Novena región, 6% en la Octava y 5,7% en la Décima, porcentajes inferiores a la media nacional, pero superiores a los presentados por los indígenas.”4


En nuestros días la vida ha cambiado; la generación nueva se ha
chilenizado mucho; poco a poco ha ido olvidándose del designio
y de la índole de nuestra raza, que pasen unos cuantos años
y casi ni sabrán ya hablar su lengua nativa’.5

El párrafo anterior corresponde a palabras del lonko Pascual Coña. En cierta forma, es una visualización bastante acertada, desde su tiempo, sobre la suerte que correría su cultura y lengua. Pues en la actualidad, la lengua paulatina y lentamente se ha ido olvidando mediante la poca utilización con niños en edad escolar, en escenarios de poca relevancia y sobre todo por los resultados de la actitud discriminatoria de la sociedad y el sistema educativo chilenos.
En la actualidad “no existen trabajos que permitan dar cifras precisas respecto del número de hablantes, pero es inobjetable que pervive allí donde la población mapuche se ha asentado en la actualidad; esto es, principalmente en la Novena Región de Chile y también, aunque en menor cantidad, en la octava y en la décima.”6 Es importante recalcar la idea de que el mapudungun se ha conservado más en zonas originarias, y no en las zonas de concentración migratoria de población mapuche, como Santiago de Chile. Además, la mayoría de los hablantes de mapudungun, son bilingues, pues también hablan español, “mientras que el número de monolingües de mapuzugun es cada vez más escaso: algunos pocos ancianos y todavía menos niños que hablan sólo esta lengua hasta antes de ingresar a la escuela.”7
El balance que realizan los autores del estudio ¿Acaso ya no hablas mapudungun?, es concluyente, pues señala que el mapudungun “parece encontrarse en un estado de precariedad sociolingüística, y que sólo políticas públicas e iniciativas privadas que conduzcan a una revitalización efectiva y eficaz en el corto plazo lograrán salvar a la lengua de la extinción inminente.”8
Estadísticamente, podemos decir, que Gordon (2005) estima en 202 mil hablantes para el mapudungun, un estudio del CEP en 2002 sugería que el 16% de quienes se autodefinían como mapuches decía hablar la lengua en algún grado (CEP, 2002: 27). El estudio anteriormente señalado del CEP ha sugerido que unas 140 a 400 mil mapuches hablarían su lengua originaria.
Más específicamente, “según el censo de 2002, 602.677 personas se autoidentificaron como mapuches; por lo tanto, el número de hablantes se localizaría entre 143.862 (competencia activa, 23,9%) y 262.935 (competencia activa y pasiva, 43,6%). Si tomamos el dato poblacional de 1992 (muy superior al de 2002, por razones complejas y múltiples: 928.060 mapuches), dichas cifras llegan a 221.533 (23,9%) y 404.892 (43,6%) respectivamente.”9
Las personas que hablan mapudungun, generalmente lo aprenden con conocidos o familiares10, sin embargo, también una mayoría no lo habla con los niños, lo cual no permite su reproducción.11 Así mismo en estos días, “la lengua mapuche ha quedado cada vez más restringida a los espacios de uso intrafamiliar, de manera que el mapuzugun, como medio de expresión propio del pueblo original de estas tierras, ha visto drásticamente disminuidos sus dominios. Al ser cada vez menos y más débiles sus contextos de uso, ha disminuido gradualmente el número de funciones sociales que antes cumplía, lo que finalmente ha desembocado en que hoy el mapuzugun sea una lengua oprimida.”12

no nos encontramos aún frente a una lengua claramente
moribunda sino a un idioma cuyo estado de salud es crítico
-crítico en el sentido original de la palabra griega kritikós,
decisivo”, es decir cuya sobrevivencia se decidirá en los
próximos años, quizás en el transcurso de la próxima generación-.
Si no se hace algo que tenga un impacto importante,
el pronóstico de (…) Coña se hará realidad”.13


El actual sistema educativo, posee una amplia gama de profesionales, psicólogos, educadores, psicopedagogos que debe poner en acción para tratar de frenar el paulatino proceso de desaparición del idioma mapudungun. Se ha planteado que el principal objetivo debe ser lograr que los padres mapuches hablen en mapudungun con sus hijos y, en base a esto, desarrollar políticas, de no ser así sólo se logrará “el mantenimiento del idioma vernáculo como un componente más del folclor o un gabinete de curiosidades.14
La política de Revitalización Lingüística desarrollado por la CONADI ha comenzado a funcionar desde el 2003. “Sus principales objetivos son: implementar un trabajo de potenciación, socialización y valoración del conocimiento indígena por parte de las propias organizaciones, comunidades y familias; desarrollar un plan de acción participativa de las organizaciones, comunidades y autoridades tradicionales en el proceso de revitalización de las lenguas indígenas e implementar un proceso de planificación lingüística destinado a validar el uso de la lengua y la cultura indígena al interior de la sociedad indígena y de la sociedad nacional.”15 Esta es una de las numerosas iniciativas que se desarrollan actualmente en el país, sin embargo, debemos reconocer las necesidades propias de los mapuches, debido a que por más bien intencionadas sean nuestras iniciativas, debe haber democracia ala hora de diseñar un programa o proyecto que contemple la cultura y visiones del mundo actual indígena, pues de otra forma estará destinada a pasar a conformar la larga lista de proyectos inoperantes y no pertinente a la realidad socio cultural indígena.

Pasando a tema de la situación socio-económica y tomando en cuenta lo que se venía señalando, no son los mapuches quienes tienen que cambiar su forma de vida, sino la sociedad chileno-occidental es la que tiene que adecuarse a sus necesidades. El problema de la tierra en este aspecto es fundamental, pues la pobreza rural y marginación urbana es el resultado de las políticas de estado que han cedido extensas zonas a los grandes agricultores y forestales para realizar plantaciones de pino radiata y eucaliptus los que erosionan la tierra y agotan las fuentes de agua. Por tanto, afectan sustancialmente la economía de subsistencia rural de las comunidades mapuches. ¿Por qué el estado no adecúa sus políticas económicas para evitar que empresas trasnacionales extraigan las enormes riquezas de nuestro territorio a cambio de trabajos precarios, malos sueldos y daños ambientales? Estas dos son las causas fundamentales de la migración mapuche a las grandes ciudades: la desculturación y la precaria aculturación; y las acciones empresariales, especialmente forestales, en las zonas rurales.

En un análisis estadístico realizado por el Programa Orígenes, en base al Censo de 2002, se entregan cifras que apoyan esta idea.
La población en edad de trabajo mapuche asciende de 442.840 mil personas de las cuales el 50,2% no es económicamente activa. Por tanto, se subentiende que 220.535 mapuches se hayan económicamente activos. Las estadísticas no señalan, que porcentajes de ellos son urbanos y rurales.
Los altos niveles migratorios son un problema para el mantenimiento de su cultura. En la actualidad, el 80% de la población mapuche vive en ciudades (440 mil aprox.) y el 20% restante en zonas rurales (120 mil aprox.).16
En base a lo anterior, el 53,7% de hombres y el 48,9% de mujeres, ambos de la población rural mapuche y el 78,7% y el 53,4% de los mapuches urbanos son trabajadores asalariados, por tanto así se ejemplifica que ya un alto porcentaje de ellos no desarrolla actividades económicas independientes y que contribuyan al fortalecimiento de su cultura, pues periódicamente reciben un sueldo olvidando su relación con la tierra, los cultivos y la tradición ancestral. Cabe destacar que sólo el 13,4% desarrolla actividades por cuenta propia, las que se pueden vincular con la artesanía, la agricultura y el comercio.

En el área rural la ocupación “Agricultores y trabajadores calificados agropecuarios y pesqueros” es el que presenta mayor cantidad de indígenas ocupados, cuya cifra asciende a 24.298 y, la segunda ocupación más numerosa es “Peones agropecuarios, forestales, pesqueros y afines”, con 10.410 personas indígenas17. Se puede afirmar entonces, que alrededor de 35 mil (28%) aprox.) personas mapuches del área rural desarrolla labores en forestales y en grandes propiedades agrícolas, lo cual contribuye con su aculturación y consecuente pérdida de tradiciones y cosmovisión.
Al ser estas dos actividades las principales, se puede inferir que grandes extensiones de tierra son ocupadas para desarrollarlas, con las consecuencias naturales y sociales antes descritas. Además, por las malas condiciones laborales en los ámbitos forestal y agrícola, la población indígena se ve tentada, por decir lo menos, a migrar hacia las ciudades buscando mayores oportunidades y mejor calidad de vida. Dados los bajos niveles educativos de los jóvenes mapuches migrantes, sólo pueden optar a empleos de obreros no calificados o a ser empleadas, por tanto, solo obtienen sueldos para subsistir precariamente. Lo anterior, sumado a que estadísticas señalan que la población mapuche migrante a la ciudad de Santiago ha contribuido a ampliar las poblaciones marginales de esa gran ciudad.


NOTAS: 


1 Fuente: INE, Enfoque Estadístico, Pueblos Indígenas, Pág. 2

2 Bengoa José, Historia del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX, Pág. 15. Explicación de D. José Luis Huilcamán

3 Fuente: INE, Estadísticas Sociales Indígenas, Pág. 73

4 Fuente: INE, Estadísticas Sociales Indígenas, Pág. 78

5 Zúñiga, Fernando, Estudio ¿Acaso ya no hablas mapudungun? Acerca del estado actual de la lengua mapuche, Pág. 10

6 Idem, Pág. 15

7 Huenchulaf, Rosa, Gramática Básica de la Lengua Mapuche, Pág. 20

8 Idem, Pág. 9

9 Idem, Pág. 19

10 Idem, Pág. 19

11 Idem, Pág. 20

12 Huenchulaf, Rosa, Gramática Básica de la Lengua Mapuche, Pág. 12

13 Zúñiga, Fernando, Estudio ¿Acaso ya no hablas mapudungun? Acerca del estado actual de la lengua mapuche, Pág. 22

14 Ídem, Pág. 23

15 Ídem, Pág. 13

16 Valores aproximados, y extrapolados de los porcentajes de la población indígena chilena.

17 Fuente: INE, Estadísticas Sociales Indígenas, Cuadro 44, Pág. 109